La noche del 26 de mayo de 2003, un Airbus de la compañía BMI procedente de Chipre, se topó con una tormenta inesperada cuando volaba sobre suelo alemán. Tras varios minutos de violentas turbulencias, los doscientos pasajeros notaron cómo un objeto chocaba violentamente contra el avión. Horas más tarde, cuando el aparato aterrizó sobre el aeropuerto de Manchester, el piloto comprobó horrorizado que una enorme bola de granizo les había golpeado y había destrozado el morro del avión.
Hoy día, gracias a los equipos de medición, toparse con una tormenta de granizo es relativamente poco frecuente. Sin embargo, las condiciones meteorológicas cambian en ocasiones repentinamente y colocan a los pilotos en una difícil situación.
El 15 de agosto de 2003, un Boeing 737 de la compañía Easyjet procedente de Ginebra estuvo a punto de sufrir un serio accidente tras entrar en una tormenta de granizo que duró pocos segundos. Los daños se repartieron por toda la estructura del avión y obligaron al piloto a regresar al aeropuerto de partida tan solo diez minutos después de despegar. Un portavoz de la compañía dijo que en sus 20 años de carrera aérea nunca había visto impactos de granizo tan violentos sobre un avión:
Hace unos meses, el 10 de agosto de 2006, un Boeing 727 de la Capital Cargo Airlines tuvo la mala fortuna de introducirse en una violenta tormenta de granizo sobre Alberta (Canadá):
Además de romper el parabrisas del avión, las piedras de hielo provocaron espectaculares daños en el morro, las alas y los focos del aparato. Afortunadamente, los daños fueron superficiales y el piloto pudo regresar sin problemas al aeropuerto de Calgary de donde había despegado.
En general, los pilotos saben que los fenómenos meteorológicos, incluidas las aparatosas tormentas, no provocan un peligro real para el avión. Sin embargo, según los expertos en meteorología aeronáutica, las súbitas tormentas de granizo pueden alcanzar una “intensidad suficiente para causar preocupaciones serias” respecto a la navegación.
El 28 de mayo de este mismo año, un Airbus 320 de la compañía brasileña TAM sufrió daños estructurales cuando volaba entre los estados de Paraná y Sao Paulo. La propia empresa difundió un comunicado en el que explicaba que la tormenta había provocado algunos daños en la aeronave.
[Fuente: Fogonazos]
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