"Solsticio"
*
Solsticio es un término astronómico relacionado con la posición del Sol en el ecuador celeste. El nombre proviene del latín solstitium (sol sistere o sol quieto).
Los solsticios son aquellos momentos del año en los que el Sol alcanza su máxima posición meridional o boreal. En el solsticio de verano del hemisferio Norte el Sol alcanza el cenit al mediodía sobre el Trópico de Cáncer y en el solsticio de invierno alcanza el cenit al mediodía sobre el Trópico de Capricornio. Las fechas del solsticio de invierno y del solsticio de verano están cambiadas para ambos hemisferios.
A lo largo del año la posición del Sol vista desde la Tierra se mueve hacia el Norte y el Sur. Los solsticios son los momentos del año en los que la posición del Sol sobre la esfera celeste alcanza sus posiciones más boreales o australes. Los solsticios son los dos puntos de la esfera celeste en la que el Sol alcanza su máxima declinación norte (+23º 27') y su máxima declinación sur (-23º 27') con respecto al ecuador celeste.
La existencia de los solsticios está provocada por la inclinación axial del eje de la Tierra. En los solsticios la longitud del día y la altura del Sol al mediodía son máximas (en el solsticio de verano) y mínimas (en el solsticio de invierno) comparadas con cualquier otro día del año. En la mayoría de las culturas antiguas se celebraban festivales conmemorativos de los solsticios.
Las fechas de los solsticios son idénticas al paso astronómico de la primavera al verano y del otoño al invierno.
*
Los solsticios son aquellos momentos del año en los que el Sol alcanza su máxima posición meridional o boreal. En el solsticio de verano del hemisferio Norte el Sol alcanza el cenit al mediodía sobre el Trópico de Cáncer y en el solsticio de invierno alcanza el cenit al mediodía sobre el Trópico de Capricornio. Las fechas del solsticio de invierno y del solsticio de verano están cambiadas para ambos hemisferios.
A lo largo del año la posición del Sol vista desde la Tierra se mueve hacia el Norte y el Sur. Los solsticios son los momentos del año en los que la posición del Sol sobre la esfera celeste alcanza sus posiciones más boreales o australes. Los solsticios son los dos puntos de la esfera celeste en la que el Sol alcanza su máxima declinación norte (+23º 27') y su máxima declinación sur (-23º 27') con respecto al ecuador celeste.
La existencia de los solsticios está provocada por la inclinación axial del eje de la Tierra. En los solsticios la longitud del día y la altura del Sol al mediodía son máximas (en el solsticio de verano) y mínimas (en el solsticio de invierno) comparadas con cualquier otro día del año. En la mayoría de las culturas antiguas se celebraban festivales conmemorativos de los solsticios.
Las fechas de los solsticios son idénticas al paso astronómico de la primavera al verano y del otoño al invierno.
*
"El Solsticio de junio"
Ocurre regularmente cada 21 de junio y es llamado de verano en el Hemisferio Norte o de invierno en el Hemisferio Sur.
En el polo Norte el sol circula el cielo a una altitud constante de 23°.
En el Círculo polar ártico el centro del Sol solamente toca el horizonte del Norte sin ponerse. El sol culmina al Sur, donde alcanza su altitud máxima de 47°. Es el único día en que el sol se mantiene sobre el horizonte por 24 horas.
En el Trópico de Cáncer el sol sale 27° Norte del Este. Culmina al cenit, y se pone 27° Norte del Oeste. El sol está sobre el horizonte por 13,4 horas.
En el ecuador el sol sale 23° Norte del Este. Culmina al Norte, donde alcanza su altitud máxima de 67°. Se pone 23° Norte del Oeste. El sol está sobre el horizonte por 12 horas.
En el Trópico de Capricornio el sol sale 27° Norte del Este. Culmina al Norte, donde alcanza su altitud máxima de 43,12°. Se pone 27° Norte del Oeste. El sol está sobre el horizonte por 10,6 horas.
En el Círculo polar antártico el centro del Sol solamente toca el horizonte del Norte sin salir. Es el único día en que el sol se mantiene abajo del horizonte por 24 horas.
En el polo Sur el sol nunca sale, siempre se mantiene 23° abajo del horizonte.
En el polo Norte el sol circula el cielo a una altitud constante de 23°.
En el Círculo polar ártico el centro del Sol solamente toca el horizonte del Norte sin ponerse. El sol culmina al Sur, donde alcanza su altitud máxima de 47°. Es el único día en que el sol se mantiene sobre el horizonte por 24 horas.
En el Trópico de Cáncer el sol sale 27° Norte del Este. Culmina al cenit, y se pone 27° Norte del Oeste. El sol está sobre el horizonte por 13,4 horas.
En el ecuador el sol sale 23° Norte del Este. Culmina al Norte, donde alcanza su altitud máxima de 67°. Se pone 23° Norte del Oeste. El sol está sobre el horizonte por 12 horas.
En el Trópico de Capricornio el sol sale 27° Norte del Este. Culmina al Norte, donde alcanza su altitud máxima de 43,12°. Se pone 27° Norte del Oeste. El sol está sobre el horizonte por 10,6 horas.
En el Círculo polar antártico el centro del Sol solamente toca el horizonte del Norte sin salir. Es el único día en que el sol se mantiene abajo del horizonte por 24 horas.
En el polo Sur el sol nunca sale, siempre se mantiene 23° abajo del horizonte.
*
"Tradiciones"
Europa, ante la llegada de los solsticios, y desde tiempos prerromanos, se han realizado diversas celebraciones rituales encendiendo hogueras.
En el solsticio de junio (verano en el hemisferio norte), se pueden citar las famosas hogueras de la Festividad de San Juan, que tienen lugar en la costa española, para celebrar el solsticio de verano. Éstas provienen de festividades anteriores a la natividad del cristianismo, aunque actualmente se celebren con ese nombre.
En el solsticio de diciembre (invierno en el hemisferio norte), se celebraba el regreso del Sol, en especial en las culturas romana y celta: a partir de esta fecha, los días empezaban a alargarse, y esto se asociaba a un triunfo del Sol sobre las tinieblas, que se celebraba encendiendo fuegos. Posteriormente, la Iglesia Católica decidió situar en una fecha cercana, el 25 de diciembre, la Natividad de Jesucristo, dándole el mismo carácter simbólico de renacer de la esperanza y la luz en el mundo y solapando al mismo tiempo la festividad pagana previa.
Para que un Ser Humano pueda convertirse en un ser Divino o Sagrado, ha de llenar todas sus partes y cuerpos con luz y conciencia. Ello comienza cuando se da cuenta, no de lo que le falta, sino de lo que le sobra para llegar a divinizarse.
Rencores, resentimientos, miedos, culpabilidades, complejos, dolores, etc. han de ser conscienciados y liberados, en un acto mágico de voluntad y poder, arrojándolos a la Hoguera, hecha de un Fuego Purificador y Liberador, asustando con petardos y cohetes a cualquier forma elemental creada por las emociones liberadas. El ruido alejará y disolverá las sombras. Después de esta purificación, liberación y activación energética, se prenden bengalas, lámparas o velas para iluminar los vacíos dejados por las emociones oscuras y se endulza el alma y la consciencia con alguna comida que consuele de la acritud liberada. Los hombres y las mujeres danzan luego en la medianoche como tributo y ofrenda de su alegría y purificación hasta que el Sol comienza a nacer de nuevo, esta vez para iluminar a los Dioses y Diosas que están prontos a Ser.
El contacto con el agua sacralizada por los primeros rayos Divinos, pondrá los cuerpos sutiles en contacto con la energía primera que limpiará cualquier resto de emoción oscura liberado a través de la danza. Los lugares idóneos son las fuentes, las cascadas, los santuarios del Agua que discurre. En estos lugares de poder habitan las Ondinas, elementales de agua. Muchas leyendas y textos iniciáticos hablan de que precisamente esa noche, las Ondinas pueden enamorarse de cualquier humano que se acerque con actitud noble y respetuosa. Es el momento para pedirles deseos concretos.
Después, a la sombra del árbol elegido, apoyados sobre su tronco y sentados en la Tierra se medita hasta la salida del sol, (o incluso hasta el mediodía), en todo aquello que pudiera impulsarnos a ser quienes somos: Seres de Luz y Conciencia. Las plantas medicinales y aromáticas se nos ofrecen para ser recolectadas en su cenit de propiedades físicas y alquímicas. Es el momento de trabajar la parte mágica y sagrada que todos contenemos, de agradecer, de confraternizar con todos los seres vivos y entidades espirituales evolutivas. La energía telúrica y cósmica de este momento es grande y es nuestra aliada.
La porción de fuego Sagrado, -energía sexual- que se pueda encender en nuestro cuerpo, ha de ser también ofrendada en un acto de amor y conciencia, o bien a nuestro compañero/a, o bien a través de la energía de la Danza, al Universo mismo.
El ritual de la Noche de San Juan, nos pone en contacto con la energía de los cuatro elementos más el quinto, es decir el Éter-Conciencia.
El Fuego, en hogueras purificadoras, en petardos, en bengalas, en velas y luces. En nuestro interior la energía de Vida.
El Agua, en el rocío de la madrugada, el contacto con el agua viva y las ondinas, y con nuestro sudor, fluidos, lágrimas y emociones.
El Aire, en las danzas, los pensamientos de propósito y conciencia, y nuestra respiración consciente.
La Tierra, en el contacto con el ritmo de la danza, con la comida; dulces y pasteles, con los árboles, las plantas recolectadas y con los cuerpos de los hombres y mujeres que también comparten con nosotros su intento de convertirse en Dioses/as.
Any source
Europa, ante la llegada de los solsticios, y desde tiempos prerromanos, se han realizado diversas celebraciones rituales encendiendo hogueras.
En el solsticio de junio (verano en el hemisferio norte), se pueden citar las famosas hogueras de la Festividad de San Juan, que tienen lugar en la costa española, para celebrar el solsticio de verano. Éstas provienen de festividades anteriores a la natividad del cristianismo, aunque actualmente se celebren con ese nombre.
En el solsticio de diciembre (invierno en el hemisferio norte), se celebraba el regreso del Sol, en especial en las culturas romana y celta: a partir de esta fecha, los días empezaban a alargarse, y esto se asociaba a un triunfo del Sol sobre las tinieblas, que se celebraba encendiendo fuegos. Posteriormente, la Iglesia Católica decidió situar en una fecha cercana, el 25 de diciembre, la Natividad de Jesucristo, dándole el mismo carácter simbólico de renacer de la esperanza y la luz en el mundo y solapando al mismo tiempo la festividad pagana previa.
En
En las noches mágicas del Solsticio de verano se abre al Universo la llamada "Puerta de los Hombres" al igual que en el tiempo del Solsticio de Invierno, se abre a la Tierra, la llamada "Puerta de los Dioses". En ellas se celebra el Nacimiento y la Muerte del Sol. Es en estas noches cuando los Hombres pueden convertirse en Dioses.
Para que un Ser Humano pueda convertirse en un ser Divino o Sagrado, ha de llenar todas sus partes y cuerpos con luz y conciencia. Ello comienza cuando se da cuenta, no de lo que le falta, sino de lo que le sobra para llegar a divinizarse.
Rencores, resentimientos, miedos, culpabilidades, complejos, dolores, etc. han de ser conscienciados y liberados, en un acto mágico de voluntad y poder, arrojándolos a la Hoguera, hecha de un Fuego Purificador y Liberador, asustando con petardos y cohetes a cualquier forma elemental creada por las emociones liberadas. El ruido alejará y disolverá las sombras. Después de esta purificación, liberación y activación energética, se prenden bengalas, lámparas o velas para iluminar los vacíos dejados por las emociones oscuras y se endulza el alma y la consciencia con alguna comida que consuele de la acritud liberada. Los hombres y las mujeres danzan luego en la medianoche como tributo y ofrenda de su alegría y purificación hasta que el Sol comienza a nacer de nuevo, esta vez para iluminar a los Dioses y Diosas que están prontos a Ser.
El contacto con el agua sacralizada por los primeros rayos Divinos, pondrá los cuerpos sutiles en contacto con la energía primera que limpiará cualquier resto de emoción oscura liberado a través de la danza. Los lugares idóneos son las fuentes, las cascadas, los santuarios del Agua que discurre. En estos lugares de poder habitan las Ondinas, elementales de agua. Muchas leyendas y textos iniciáticos hablan de que precisamente esa noche, las Ondinas pueden enamorarse de cualquier humano que se acerque con actitud noble y respetuosa. Es el momento para pedirles deseos concretos.
Después, a la sombra del árbol elegido, apoyados sobre su tronco y sentados en la Tierra se medita hasta la salida del sol, (o incluso hasta el mediodía), en todo aquello que pudiera impulsarnos a ser quienes somos: Seres de Luz y Conciencia. Las plantas medicinales y aromáticas se nos ofrecen para ser recolectadas en su cenit de propiedades físicas y alquímicas. Es el momento de trabajar la parte mágica y sagrada que todos contenemos, de agradecer, de confraternizar con todos los seres vivos y entidades espirituales evolutivas. La energía telúrica y cósmica de este momento es grande y es nuestra aliada.
La porción de fuego Sagrado, -energía sexual- que se pueda encender en nuestro cuerpo, ha de ser también ofrendada en un acto de amor y conciencia, o bien a nuestro compañero/a, o bien a través de la energía de la Danza, al Universo mismo.
El ritual de la Noche de San Juan, nos pone en contacto con la energía de los cuatro elementos más el quinto, es decir el Éter-Conciencia.
El Fuego, en hogueras purificadoras, en petardos, en bengalas, en velas y luces. En nuestro interior la energía de Vida.
El Agua, en el rocío de la madrugada, el contacto con el agua viva y las ondinas, y con nuestro sudor, fluidos, lágrimas y emociones.
El Aire, en las danzas, los pensamientos de propósito y conciencia, y nuestra respiración consciente.
La Tierra, en el contacto con el ritmo de la danza, con la comida; dulces y pasteles, con los árboles, las plantas recolectadas y con los cuerpos de los hombres y mujeres que también comparten con nosotros su intento de convertirse en Dioses/as.
No comments:
Post a Comment